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Una Aventura Freelance

Entre Shows y Fronteras

Trabajar como freelance con un artista de música siempre trae sorpresas. Pero ninguna tan memorable como la vez que tuve que ir a un show en El Salvador, un día antes de otro show en México. ¡La emoción estaba garantizada!

Primero, un poco de contexto: El Salvador, Guatemala, Belice y Honduras tienen un acuerdo fronterizo que permite viajar solo con una identificación, pero los mexicanos necesitamos pasaporte. Todo bien, me sellaron el pasaporte y me dieron mi permiso, sin prestar mucha atención al número de días permitido. Total, solo iba a estar un día, máximo dos. ¿Qué podría salir mal?

Para llegar a El Salvador desde México, tuve que volar a Guatemala y luego continuar por tierra. El show en El Salvador era corporativo, con una cena que a veces se extendía hasta la madrugada. Mi límite era la medianoche, ya que tenía que estar en el aeropuerto de Guatemala para el siguiente vuelo.

El show terminó a las 11:30 pm, perfecto. A las 12 am ya estábamos en camino hacia Guatemala. Pero en la autopista, algo pasó: un camión se volcó y los coches venían de regreso en el carril de alta. Un policía nos dijo que debíamos regresar y tomar otra ruta. ¡El tráfico era una locura!

Finalmente, dejamos el tráfico atrás, pero en El Salvador, acelerar no es una buena idea. Los militares nos detuvieron, nos inspeccionaron y, aunque todo quedó en una revisión, perdimos más tiempo. ¡Tour nocturno gratis!

Al llegar a la aduana, yo pasé al último porque mis compañeros eran guatemaltecos. El agente de aduanas vio mi pasaporte y me preguntó por el número de días de permiso. ¡Nunca me había pasado algo así! Me regañó por no prestar atención, y estuvimos ahí unos 15 minutos. No había nadie detrás de mí, pero fue incómodo. Al final, otro agente intervino y me dejaron cruzar a Guatemala.

Llegué al aeropuerto de Guatemala, pero el vuelo a México ya se había perdido. Tuvimos que comprar otro vuelo de emergencia, más caro, por supuesto. ¡Qué día!

Había dos llamados: uno para técnicos y otro para músicos. No llegué a ninguno. El vuelo de Guatemala era a la 1:30 pm, y ya iba tarde. Llegué a la Ciudad de México a las 3 pm, y a las 3:30 pm salía un camión hacia el pueblito en Guanajuato, donde era el show. No tuve tiempo ni de comer. El hambre estaba para comerse un león.

Llegué a la terminal, tomé un taxi al pueblito, y llegué a las 7:40 pm. ¡Justo a tiempo! Las pantallas de LEDs aún no estaban listas, así que monté mis cosas corriendo. Cuando terminé, las pantallas estaban listas y el show se hizo sin contratiempos. Fue una aventura, mucha carrera y sin comer bien, pero una historia digna de contar.

Moraleja

No hagan enojar a un agente de aduanas, ¡la paga alguien que no es! O algo así… jejeje. Lo importante es que, pase lo que pase, siempre se puede encontrar una solución. La vida a veces es impredecible, pero no rendirse es la única opción. Cuando tienes que llegar a algún lugar o hacer algo, no importa los obstáculos, busca una solución y sigue adelante. ¡Nunca te rindas!

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